Cátedra Jorge Basadre

Blog-Homenaje a la memoria de Jorge Basadre,
Historiador y Profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

jueves, agosto 31, 2006

TOMO I
"Esta es la edición mejor cuidada
de la obra medular de Jorge Basadre"

Por Enrique Hulerig Villegas

La independencia es el tema principal del primer volumen de la "Historia de la República". El historiador Héctor López Martínez, uno de los asesores de nuestra edición, nos ofrece una visión de este período y nos describe, asimismo, la actualización que se hizo.

¿Qué significado tiene para Basadre el proceso de nuestra independencia?

Para Basadre la ruptura con España es todo un proceso que tiene como punto de quiebre fundamental la existencia de una entidad diferente, distinta de cualquier otra, que es el Perú, que no solo ya había adquirido una personalidad propia sino también características que lo diferencian, sustancialmente, tanto de la metrópoli como de otros países de América del Sur. Basadre pensaba que, en ese contexto, el Perú, como país y como entidad, necesitaba desarrollarse y encontrar su camino dentro de los cauces que le habían trazado, a lo largo del tiempo, sus costumbres y sus tradiciones, y, sobre todo, el esfuerzo y la capacidad de muchos de sus hombres, personajes notables durante la época virreinal. La independencia encuentra, pues, un país que consigue aportar un bagaje cultural y espiritual propio, pero también un país en donde el problema básico va a ser, fundamentalmente, cómo se va a gobernar al Perú. Este tema, a decir de Basadre, creará los grandes conflictos de nuestra etapa inicial, que luego culminarán con la aceptación definitiva de la república.

¿Los historiadores aceptan la periodificación que propone la "Historia de la República"?

Basadre es el gran historiador de la república, entre otras muchas razones, porque procura estar al día en cuanto a metodología historiográfica, lo cual le es posible gracias a su enorme cultura, su conocimiento del inglés y del alemán, y su estadía en Alemania, Estados Unidos y España, donde tendrá maestros de la talla de Américo Castro y Marcelino Menéndez y Pidal. Como nos muestra en su libro "La multitud, la ciudad y el campo", se convierte en un historiador integral. Tomando en consideración esa visión, traza la periodificación de nuestra historia: la etapa inicial; la república de los caudillos; la prosperidad falaz -como califica a la etapa en que el guano proporciona rentas que no se sabe administrar con una idea precisa ni un objetivo nacional-; el gobierno constructor de Castilla, caracterizado por la pacificación del país tras el caos del caudillismo; luego el gobierno civil de Pardo; más tarde la Guerra con Chile; la reconstrucción nacional, que es el período posterior a la revolución pierolista de 1895; la república aristocrática; y, finalmente, el oncenio de Leguía. Basadre solo llega hasta el año 1933, con lo cual dejó un interregno que era necesario llenar en esta nueva edición de su obra.

¿Cómo se consiguió actualizar la "Historia de la República"?

Lo que se ha hecho es una addenda que hemos ubicado en el volumen 18 y que actualiza el trabajo de Basadre hasta el 2000. En realidad, esta edición no quería repetir lo mismo de las anteriores, dicho sin ánimo peyorativo. El período entre los años 1933 al 2000 era demasiado largo para no ser cubierto, de tal manera que se optó por una addenda que si bien no toca todos los temas de la "Historia de la República", sí las cosas fundamentales. Si bien me tocó revisar la actualización, la mayor parte del trabajo la hizo el historiador Raúl Palacios Rodríguez. Esta es la edición mejor cuidada de la obra medular de Basadre.

¿Por qué una historia que se cierra en 1933 tiene aún tanta vigencia?

Basadre es un personaje que no pierde vigencia, debido, entre otras cosas, a que reflexiona a fondo en torno de cada hecho histórico y no se detiene en una narración de tipo descriptivo. Antes de morir, en 1980, refirió que muchos de los antiguos problemas del Perú no se habían resuelto, a lo que yo añadiría que, en pleno 2005, siguen sin resolverse. Esa es una de las cosas notables de Basadre, que sus inquietudes y sus planteamientos, sus preguntas y sus angustias, se mantienen, desgraciadamente, vigentes. Siempre nos está dando alguna idea, señalando algún derrotero, ofreciendo alguna enseñanza. Pocos meses antes de su muerte tuve oportunidad de conversar con él, cuando era momento en que se introducían las computadoras personales en el país. Eso lo entusiasmaba. Decía que ellas permitirían, por ejemplo, analizar la composición de los congresos, cuántos congresistas son provincianos o limeños, cuántos del norte o del sur, cuántos de tal profesión o de otra, para así saber cuál fue la composición socioeconómica del Poder Legislativo en el Perú a lo largo de su historia, cuestión que le resultaba interesante para comprender qué motivaciones había detrás de cada Congreso y de cada Constitución. Como vemos, estaba atento a todos los ángulos: nos muestra lo positivo y lo negativo. "El Perú es un país, al mismo tiempo, dulce y cruel, de grandes montañas pero de profundos abismos", decía. No fue un apologético. Más bien solía señalar las cosas negativas, pero sin caer en ese negativismo tan desesperanzado de González Prada, porque para Basadre el Perú era un problema, pero también una posibilidad.


Publicado en el diario El Comercio, 04/09/2005
El Reportero de la Historia, 10:00 p. m.

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